CUENTOS DE 100 PALABRAS

Cien palabras. Un universo. Explore una colección de microrrelatos donde lo cotidiano se cruza con lo insólito, la sátira social se encuentra con la fantasía, y cada breve historia promete un impacto y una reflexión instantánea.

Margoth Parra Villa

1/26/20003 min leer

white concrete building
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AQUÍ Y AHORA

Virucho, geniecillo sutil, muy pequeño e inocente, desconocedor de su procedencia, solo sabía que nació en un lugar lejano y frío. Un día decidió no estar solo en su escudilla, entonces salió a recorrer el mundo, pero se llevó una sorpresa al descubrir que por donde iba, dejaba oleadas de seres enfermos y que muchos de ellos, morían.

No puede volver atrás, sus alas terroríficas tampoco dejan de agitarse… y lo peor: Él sabe que es casi inmortal, pero guarda la esperanza de que algún día llegue un renacimiento boreal. Acaso pueda ofrendar su vida y salvar a la humanidad.


HAMBRUNA EN LA LUNA

Ellos salieron hace eones a dar un paseo aprovechando la luz intensa de la colosal farola mágica suspendida en la insondable penumbra.

Abarrotaron un cacharro, echando de todo un poco, y se armaron de deseos de vencer la oscuridad para danzar dentro de la inmensa esfera a veces dorada y otras escarlata.

Solo olvidaron a Pelusilla, la perrita amorosa y simple que lamía sus mejillas, y les miraba con un amor indescriptible. Por eso en las noches más oscuras no cesa de aullar, ya que sin importar la distancia, les ve debilitarse de hambre a través de la ficticia luz


YA ESTÁN AQUÍ

Silena continuaba con su celular como cada día, como cada noche, como siempre. Cuando tenía dos años navegaba por la red como la más experta e iba por la vida en modo mordida por un zombi, o en modo esclavo digital por siempre.

Su estado parecía feliz, pues a veces no paraba de sonreír o de lanzar carcajadas huecas, pero parece que nada es perfecto ni para siempre, y los ecos de sus gritos angustiantes se escuchan como si le chamuscaran de a una las neuronas, vociferando que del celular sale una cuerda invisible que le calcina raciocinio y voluntad.


EL TERCER OJO

Hace muchos días a la misma hora, desde justo ángulo de la habitación de la casa que comparte con su joven esposa, cual estéril poste, Fabiolo tiene otra cita con la misma visión hechizante y embaucadora a la que asiste con los dos ojos fuera de órbitas enfebrecidas.

Hoy como otras tantas veces, tampoco se percata del tercer ojo tallado contra la rendija, cuando en silencioso aliento camuflado, pasa inadvertida Anatolia quien observa a Fabiolo espiando a la vecina

Lo que nadie sabe, ni sospecha siquiera es de donde salió la inmensa palangana de agua helada que inundó a Fabiolo.

UNAS POR OTRAS

Ella llamó al celular solicitándome urgente a donde estaba abstraída con sus binoculares nuevos. Llegué cual relámpago a servir a mi amiga que quizá anduviese emproblemada.

Al verme, dijo: “Ve a casa de Raúl, dile que lo amo”

¿Qué?... Fastidiada por la confusión decidí hacerlo pero a los pocos metros resbalé en un charco camuflado entre la hierba, viré atrás y oí sus carcajadas…

Empantanada hasta la coronilla llegué a casa de mi amor platónico, parándome en frente dije: Soy Sofía, te amo…. Él enjugándome el rostro dijo tiernamente: Yo también.

Sonriente y embarrada miré atrás a la de los binóculos.

NO TODO EL QUE BUSCA ENCUENTRA

Susej tenía las alpargatas rotas y los pies lacerados de tanto caminar buscando humanos por los siglos de los siglos y de universo en universo pero su pesquisa fue infructuosa, acabó agotando sus fuerzas, concluyendo su búsqueda en este planeta, más no los pudo encontrar.

¿Cómo es posible que no nos identifiques?, inquiere Nadam quien lo acaba de abordar. Susej dice: Ustedes son Homo creyéndose Sapiens y reyes, se creen superiores a todos y a todo, jamás entendieron lo diminuto que son en el basto cosmos, como tampoco identificaron el lugar donde habita la grandeza ni el verdadero hombre inmortal.


ESTÁN MATANDO A LAS HORMIGAS

Vivían en abusada tierra desde ilimitados inviernos, hoy cansadas de esperar los prometidos rayos de sol, salieron usando la valentía como coraza.

Las más tiernas dejaron hojas tiradas para salir a rescatar su dignidad y la del hormiguero, sin embargo se armó tal mierdero que cayeron heridas, dolientes o ultimadas mientras otras eclipsaron sus cabecitas abrumadas por el miedo.

Entonces salieron por montones las mamás de las hormiguitas, envalentonadas en primera línea, en defensa de su progenie…

Ellas también están cayendo…

Ignoradas pero vivas surgen trémulas abuelas sobrevivientes de la indolencia, despertando de la ignominia, enarbolando la bandera sin miedo…